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Coro

El coro de la Catedral de Segovia se encuentra situado frente al Altar Mayor y ocupa los tramos tercero y cuarto, respectivamente. Proviene en su mayor parte de la catedral antigua y fue obra de los tallistas Pedro de Palencia y el maestro Juan a los que se pagó una cantidad total de 151.049 maravedís. Los trabajos de tallado comenzaron en 1458 y se prolongaron hasta 1463 con la colocación de las sillas destinadas del rey Enrique IV y la reina Juan de Portugal, costeadas por el cabildo por 40.000 maravedís adicionales, aunque 30.000 habían sido donados por el rey, el cual estaba muy ligado a Segovia al tener el Alcázar como residencia real. Recordar que la antigua catedral se situaba hasta el 1525 frente al Alcázar.

De este coro es característico la inclusión de las sillas para los reyes, junto con la del obispo, que se encuentra presidiendo el conjunto del coro. El coro de la Catedral cuenta actualmente con un total de 116 sillas organizadas en dos niveles. Los entalladores Juan Gil y Jerónimo de Amberes fueron los encargados de colocar esta sillería en el año 1558 tras el traslado realizado desde la catedral antigua a su lugar actual, además de labrar ocho sillas nuevas, altas y bajas.

La sillería es de estilo gótico y con decoración geométrica en los respaldos. En los brazos destacan temas naturales. Está aderezada por doseletes dispuestos sobre finas columnas y con tracería calada. El respaldo son arcos conopiales que, a su vez, encierran arcos rebajados sobre largas columnas.

En la silla episcopal destaca el respaldo adornado con el escudo de armas de Juan Arias Dávila, obispo de Segovia entre los años 1461 y 1497. Conviene destacar que el doselete que cubre esta silla fue rehecho por Fermín Huici en 1789. Este ebanista, vecino de La Granja, fue el encargado de añadir dieciocho sillas, diez en las hileras superiores y ocho en las inferiores, hasta completar el espacio que había quedado sin función en el coro tras la reforma del trascoro y la inclusión del retablo procedente del Palacio de Riofrío. Se siguió fielmente el modelo de la sillería gótica, hasta el punto de que tan solo un análisis minucioso delata la obra neogótica.

Las sillas destinadas a los reyes se sitúan en el acceso al coro, en último lugar y contiguas a la rejas, una frente a la otra. En la parte superior de los altos baldaquinos que coronan estas, la silla del rey Enrique IV se decora con un león portando el estandarte de Castilla y León y pisando a un musulmán tirado a sus pies. Para la silla de la reina, un heraldo con las armas del reino de Portugal. En los respaldos, cuatro escudos con las armas de Castilla, en el caso de la silla del rey, y cuatro con las armas de Portugal para la silla de la reina. Todos ellos policromados. La relevancia depositada formando un conjunto excepcional por su calidad estilística e histórica, además de ser considerados piezas fundamentales para entender la evolución de la música barroca española.

El coro de la Catedral de Segovia se encuentra situado frente al Altar Mayor y ocupa los tramos tercero y cuarto, respectivamente. Proviene en su mayor parte de la catedral antigua y fue obra de los tallistas Pedro de Palencia y el maestro Juan a los que se pagó una cantidad total de 151.049 maravedís. Los trabajos de tallado comenzaron en 1458 y se prolongaron hasta 1463 con la colocación de las sillas destinadas del rey Enrique IV y la reina Juan de Portugal, costeadas por el cabildo por 40.000 maravedís adicionales, aunque 30.000 habían sido donados por el rey, el cual estaba muy ligado a Segovia al tener el Alcázar como residencia real. Recordar que la antigua catedral se situaba hasta el 1525 frente al Alcázar.

De este coro es característico la inclusión de las sillas para los reyes, junto con la del obispo, que se encuentra presidiendo el conjunto del coro. El coro de la Catedral cuenta actualmente con un total de 116 sillas organizadas en dos niveles. Los entalladores Juan Gil y Jerónimo de Amberes fueron los encargados de colocar esta sillería en el año 1558 tras el traslado realizado desde la catedral antigua a su lugar actual, además de labrar ocho sillas nuevas, altas y bajas.

La sillería es de estilo gótico y con decoración geométrica en los respaldos. En los brazos destacan temas naturales. Está aderezada por doseletes dispuestos sobre finas columnas y con tracería calada. El respaldo son arcos conopiales que, a su vez, encierran arcos rebajados sobre largas columnas.

En la silla episcopal destaca el respaldo adornado con el escudo de armas de Juan Arias Dávila, obispo de Segovia entre los años 1461 y 1497. Conviene destacar que el doselete que cubre esta silla fue rehecho por Fermín Huici en 1789. Este ebanista, vecino de La Granja, fue el encargado de añadir dieciocho sillas, diez en las hileras superiores y ocho en las inferiores, hasta completar el espacio que había quedado sin función en el coro tras la reforma del trascoro y la inclusión del retablo procedente del Palacio de Riofrío. Se siguió fielmente el modelo de la sillería gótica, hasta el punto de que tan solo un análisis minucioso delata la obra neogótica.

Las sillas destinadas a los reyes se sitúan en el acceso al coro, en último lugar y contiguas a la rejas, una frente a la otra. En la parte superior de los altos baldaquinos que coronan estas, la silla del rey Enrique IV se decora con un león portando el estandarte de Castilla y León y pisando a un musulmán tirado a sus pies. Para la silla de la reina, un heraldo con las armas del reino de Portugal. En los respaldos, cuatro escudos con las armas de Castilla, en el caso de la silla del rey, y cuatro con las armas de Portugal para la silla de la reina. Todos ellos policromados. La relevancia depositada en la construcción de estas sillas viene dada por la tradición de Enrique IV de asistir a los oficios divinos en el coro y su intento por acercarse a la institución del cabildo catedral.

Llegando al centro del coro encontramos el facistol, atribuido al entallador Juan Rodríguez, como consta en los libros de fábrica de la Catedral del 1516. Este se asienta sobre un bello pie renacentista exornado de trofeos. En él se colocaban los grandes cantorales, por duplicado, para el servicio principalmente de los canónigos que se situaban en las sillas bajas. En los fondos musicales del Archivo Capitular se guardan los libros de coro que se ubicaban en este facistol. El formato es llamativo: 80 cm de alto, muy pesados, encuadernaciones hechas en tablas de madera y hojas de pergamino, muy resistentes. De todos estos libros existen dos copias y se conservan desde el medievo. En el facistol se exponen actualmente varios ejemplos dando una idea al visitante de la importancia que ha tenido y sigue teniendo la iconografía musical en las catedrales y en la liturgia.

Los suntuosos órganos completan el coro. El diseño y confección del órgano de la Epístola es obra de Pedro de Liborna Echevarría, construido en 1702, fue subvencionado por D. Bartolomé de Ocampo y Mata, obispo de Segovia entre 1694 y 1699. En 1766 el dorador Santiago Casado doró la caja realizada años atrás por el tallista Juan Maurat, por lo que había permanecido “en blanco” hasta su asentamiento. En 1795, Manuel Sanz cambió el teclado original por uno de su autoría, así como la composición y disposición de mixturas y registros.

El órgano del Evangelio fue levantado años más tarde, en 1769, bajo diseño y dirección de José de Echevarría, nieto de Pedro de Liborna Echevarría, una familia de vital importancia para el desarrollo y mantenimiento de los órganos en la realeza española durante el siglo XVIII. José de Echevarría también fue el encargado de renovar en 1799 el órgano de la Epístola tras varios cambios efectuados en su estructura y engranaje. Este órgano fue un regalo de D. Juan José Martínez Escalzo, obispo de Segovia ente 1765 y 1773.

En 1847 José Marigómez de Echevarría, sobrino de José de Echevarría y “Organero del Rey”, sube el diapasón del órgano de la Epístola para igualarlo con el órgano del Evangelio. En 2011, el taller de Hermanos Desmottes finaliza, tras dos años, la restauración del órgano de la Epístola.

Estos dos órganos alcanzan casi los 19 metros de altura y albergan, cada uno, alrededor de 2600 tubos, además de otros elementos que hacen posible su funcionamiento, como fuelles y tablones,  formando un conjunto excepcional por su calidad estilística e histórica, además de ser considerados piezas fundamentales para entender la evolución de la música barroca española.

El órgano de la Epístola y el órgano del Evangelio revelan el esplendor del que goza la música en la Catedral y que tan unida está a la solemnidad litúrgica. Más información en Órganos del Coro

Una reja barroca, forjada en Elgoibar (Guipúzcoa) y colocada en 1729, cierra el coro. Fue realizada por Antonio de Elorza quien también se encargó de la rejería de la vía sacra. Este provenía de una ilustre familia de rejeros a quienes se debe gran parte del resto de las rejas del templo.

El final de la vía sacra da paso a la Capilla Mayor, espacio reservado al Cabildo. El rey Carlos III mandó construir el retablo con diseño de Francisco Sabatini. Su construcción se prolongó de 1768 hasta 1775.

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