Estructura del claustro
Es de planta cuadrada y los cinco tramos de cada galería están cubiertos con bóvedas de crucería simple, excepto en los ángulos y panda meridional que lo hacen con bóvedas más complejas de influencia germánica. Procede de la antigua catedral, situada frente al Alcázar de Segovia. Debido al estado que presentaba, fue mandado a reconstruir por el que fuera obispo de Segovia Juan Arias Davila hacia el 1465. El encargado de dirigir este importante proyecto fue Juan Guas, arquitecto de origen bretón, caracterizado por introducir en sus obras el estilo gótico-flamígero.
Todas las claves se decoran con florones, salvo las del ala oriental en las que se han tallado: la Coronación de la Virgen, la Santa Faz, las armas del obispo Arias Dávila (Castillo, Águila y Cruz) y el escudo del Papa Sixto IV; y las de los ángulos suroeste y sureste con las armas de Castilla, símbolos de la Pasión y tetramorfos.
En cada tramo se abre una ventana que ocupa todo el ancho entre pilar y pilar. Sobre el podio se elevan cuatro arcos de medio punto subdivididos por un mainel y adornados con caireles y, sobre ellos, una complicada tracería de formas ondulantes que solo cambia de ritmo en los tres vanos centrales de la panda occidental.
La carrera de Juan Guas como cantero se desarrolla en Segovia de forma considerable ya que esta ciudad acogió el mayor volumen de obras suyas y fue aquí donde abrió un importante taller en torno a las obras catedralicias. A su muerte, este taller siguió trabajando al estilo y enseñanzas del maestro.
Su logro no solo se ciñe al ámbito profesional sino que va acompañado de un afianzamiento de su posición social, que tiene como colofón que el maestro comprara una capilla para su enterramiento en la toledana iglesia de San Justo y San Pastor, algo inusual en un maestro de cantería de finales del S. XV.
Portada
Su estilo es gótico flamígero, costeada por Isabel la Católica y realizada por Juan Guas en 1483. Procedente de la antigua catedral al igual que el claustro.
Consta de un arco rebajado, plano, cobijado por otro apuntado cuya arquivolta externa al llegar a la clave se abre en forma de hoja para albergar el águila de San Juan. La enmarcan dos pilares con botareles y corona una serie de hornacinas. Completa el conjunto un medio punto, con labor de tracería. De la escultura se encarga Sebastián de Almonacid. En la parte interior, desde la capilla del Cristo del Consuelo, preside el tímpano la Piedad o Virgen en su Quinta Angustia rodeada por ángeles que sostienen instrumentos de la Pasión. En las jambas tenemos representados a san Pedro, san Pablo, Santiago y san Juan Bautista; por encima, el escudo de Castilla con el águila de San Juan y coronando todo el conjunto las figuras de san Bartolomé, san Juan, santo Tomás y san Andrés. Toda la portada decorada con motivos vegetales, hojarascas y racimos de uvas, símbolo eucarístico.
Aunque más sencillo, el interior observando desde el claustro, también ofrece una delicada decoración. En las jambas, La Anunciación, y en la arquivolta, la Visita de la Virgen a su prima Isabel, la Huída a Egipto, la Presentación del Niño en el Templo y el Nacimiento; en lo alto la Verónica mostrando la Santa Faz; todo está blanqueado, excepto rostros y manos.
A la izquierda de la portada, vemos una hornacina con una pequeña Piedad gótica en piedra policromada procedente del antiguo barrio de las Canonjías. En la puerta de la Claustra se encuentra otra escultura, réplica de la que está en la Catedral.
Capilla de Íñigo López Aguado
Este canónigo muere en 1529 y se entierra en una pequeña capilla en el claustro, junto a la entrada a la Sala Capitular. Atribuida a discípulos de Vasco de la Zarza, es una de las primeras manifestaciones del renacimiento en Segovia. Se trata de un profundo nicho avenerado, encuadrado por pilastras y coronado por un frontón, del que emerge Dios Padre. Remata el conjunto las armas del canónigo. Está profusamente decorado con grotescos, cabezas de querubines y paroplias.
Al final de la galería sur, en la parte alta junto a esta capilla, se puede ver un fresco realizado por Alonso de Arévalo en 1561 y repintado posteriormente. Representa el milagro de la judía Esther que despeñada por ser acusada de adulterio, llegó sana y salva al suelo por intercesión de la Virgen. La historia fue narrada por Alfonso X el Sabio en sus cantigas. Debajo de la pintura se puede ver la inscripción del relato de su milagro y de la urna donde se guardan los restos de la judía, llamada popularmente María del Salto.
Continuando a la izquierda se expone una serie de utensilios y herramientas de diferentes épocas utilizadas en la construcción de la Catedral, como poleas, pinzas o tenazas, cuerdas.
Capilla de Los Cabrera
La capilla de los Cabrera se ubica en la galería sur del claustro, en frente de la puerta de entrada. Su autor fue el maestro de obras Juan Guas, español de origen bretón que representa la síntesis entre las corrientes del gótico flamígero con las formas mudéjares, recibiendo esta fusión el nombre de ‘hispanoflamenco’. La capilla se construyó en la antigua catedral entre 1480 y 1490 como capilla funeraria, y se trasladó a la nueva catedral junto con el resto del claustro, entre 1525 y 1529. En agosto de 1575, el Cabildo segoviano se la concedió al canónigo Hernando de Cabrera para su enterramiento. En su testamento, fechado el 3 de septiembre de ese mismo año, dejó dispuesto que, de sus bienes, se concluyese el retablo y la reja de la capilla.
Realizada en piedra caliza y flanqueada por pilastras con doseles y ménsulas, se abre al claustro con doble arco carpanel y conopial, decorado en sus arquivoltas con caireles y cogollos de cardo. La portada se enmarca en un alfiz rectangular con arco apuntado inscrito, coronado por un escudo y festoneado de decoración vegetal y arquillos entrelazados. El conjunto está decorado y policromado.
En el interior, destaca una imagen en madera policromada de Cristo Crucificado y la tumba del canónigo Don Fernando de Cabrera, en cuyos muros aparece una inscripción: “Aquí está sepultado Hernando de Cabrera y Samaniego canónigo que fue de esta Santa Yglesia y jubilado, falleció a 13 de abril de 1576”. La capilla está cubierta con bóveda de crucería, decorada tanto sus nervaduras como las seis claves.
La reja que cierra la capilla fue realizada por el escultor Pablo Villoldo, coronada por el rejero vallisoletano García Ruiz, colocada por el cerrajero segoviano Manuel Aguado y dorada por el pintor Santos Pedrill, que también doró el altar. Años después, en 1764, la reja fue pintada en negro. Está asentada sobre un zócalo de granito con decoración de estrígilos y consta de un solo cuerpo estructurado en tres zonas verticales, con puerta de dos hojas en la del medio. Corre por encima un friso con motivos de entrelazos ejecutados con técnica de repujado. Finalmente, se remata la reja con diversos motivos: un escudo en la zona central enterrado en un tondo entre dos grifos afrontados y, sobre las calles laterales, otros dos pequeños escudos también dentro de tondos. En ambos extremos de la reja hay un candelabro.
El caso de la capilla de los Cabrera es muy elocuente en cuanto al antes y después de su restauración, financiada por el Cabildo Catedral. El informe de restauración lo calificaba de “deficiente”.
Capilla de D. Luis Tello Maldonado
Es obra de Rodrigo del Solar y lugar de enterramiento del obispo Luis Tello Maldonado fallecido en 1581. Reposa en un cenotafio de estilo clásico acompañado por tres figuras realizadas en piedra caliza, Nuestra Señora de la Merced con dos pajecillos orantes. Un conjunto procedente del desaparecido convento del mismo nombre.