Presentación del catálogo de la Sala de Pintura Bajo Claustro

Este jueves 12 de diciembre, a las 11:00, se ha presentado el libro guía de la Sala de Pintura Bajo Claustro, un trabajo de investigación y edición desarrollado durante tres años para profundizar en la colección pictórica expuesta en el subsuelo del templo. El acto ha tenido lugar en la gran sala abovedada de esta galería con la presencia del administrador apostólico de la Diócesis Segovia, César Franco Martínez, el vicepresidente 1º de la Diputación de Segovia, José María Bravo Gozalo, el deán de la Catedral, Rafael de Arcos Extremera y el capellán y prefecto de liturgia del Cabildo, Ángel García Rivilla.
La guía, editada por el Cabildo bajo el nombre “Sala de Pintura. Catedral de Segovia”, ha contado con la participación de once autores y profundiza de una manera detallada en gran parte de las treinta y nueve obras que forman esta colección de pinturas conservada durante siglos. Como primera publicación oficial de la Catedral, hay una parte introductoria que explora la historia constructiva del templo y los aspectos artísticos y religiosos más relevantes del conjunto patrimonial de la Iglesia Madre de la Diócesis de Segovia. En esta edición ha colaborado la Diputación de Segovia con una aportación económica dentro del marco de apoyo a la difusión del patrimonio cultural segoviano por parte de la institución.
La Sala Bajo Claustro abrió sus puertas en diciembre de 2018 tras unas obras de adaptación para la correcta conservación de las pinturas y el acceso de visitantes. La ambiciosa investigación llevada a cabo logra poner en valor la pinacoteca con nuevas atribuciones y mediante la ampliación del conocimiento de estas obras. De esta forma, este trabajo situará al espacio expositivo dentro de los círculos imprescindibles de la pintura flamenca y castellana.
El pasado 29 de octubre el Cabildo presentó parte de los actos organizados con motivo de la conmemoración del V Centenario de la construcción de la Catedral que se celebrará el próximo 2025. La guía forma parte de esta programación de los 500 años de historia del templo, actividades con las que se espera divulgar el patrimonio artístico, histórico y religioso de la Catedral y atraer la participación de segovianos y visitantes. La presentación de esta publicación, además, se ha querido que coincidiera lo más aproximada posible a la fecha del sexto aniversario de la apertura de la Sala Bajo Claustro, que tuvo lugar el 20 de diciembre de 2018.
De manera paralela a la investigación, se han instalado nuevas cartelas que reflejan la información artística e histórica renovada, la iconografía de las obras y se ha añadido la traducción al inglés en base a un formato unificado y a la identidad corporativa seguida en el resto de salas expositivas. La app de la Sala de Pintura, disponible para descarga desde 2019, es otro de los recursos que se mantiene y en el que se despliega un contenido más detallado, especialmente desde el punto de vista iconográfico y catequético.
La guía puede ser adquirida en la tienda oficial de la Catedral, ubicada en el Palacio Episcopal y, próximamente, online en la web del templo www.catedralsegovia.es
Investigación de la pinacoteca de la Catedral
A través de un riguroso proceso de investigación y análisis confiado a acreditados especialistas, se ha conseguido dar relevancia al conjunto de pinturas, diverso y de notable calidad, y atribuir algunas de las que aún permanecían anónimas, aflorando en el proceso los nombres de artistas sobresalientes. Las obras abarcan un periodo de más de cinco siglos, del XV al XX, durante los cuales el arte se mostró al servicio de la Iglesia y de la fe católica.
La procedencia de las casi cuarenta piezas que en la actualidad pueden disfrutarse en esta pequeña pinacoteca catedralicia es variada. La mayor parte son de la escuela española, veinticinco, ya sean originales o copias de otras pinturas, principalmente flamencas. El segundo lugar lo ocupan las de origen flamenco, con ocho obras, y, por último, las italianas, con seis.
Todas presentan iconografías relacionadas con la fe católica, sobre todo escenas de la vida de la Virgen o de la de Cristo, entre las que predominan las relativas a la Pasión, pero también hay algunas pinturas referidas al culto a los santos. El objetivo de estas, el cual se ha mantenido en el tiempo, era el de reflejar los textos sagrados y promover la fe entre quienes las contemplaran.
Las obras han ido incorporándose de manera paulatina al patrimonio conservado por el Cabildo. Algunas de ellas fueron encargadas expresamente para la decoración de espacios del templo, como el caso de la Incredulidad de Santo Tomás, de Alonso Sánchez Coello. Otras llegaron a la Catedral procedentes de iglesias de Segovia, destacando el Tríptico del Descendimiento de Ambrosius Benson, originariamente en la cercana iglesia de San Miguel, pero también de diferentes parroquias de la provincia. Un grupo significativo de pinturas es fruto de la donación de canónigos o particulares para formar parte del tesoro catedralicio, que ahora se abre a todo el público.
Una de las características de la colección pictórica de la Catedral es el número de copias de obras originales expuestas en el Museo del Prado, como la Sagrada Familia con ángel músico del Maestro de Fráncfort, donde la original perteneció al convento dominico de Santa Cruz la Real de Segovia, o La fuente de la Gracia, pintada en 1560 a partir de la tabla original, realizada en el taller de Jan van Eyck hacia 1435, y que se ubicaba en el Monasterio de Santa María del Parral.
Las obras expuestas bajo el claustro se encontraban en diferentes capillas, en el antiguo museo catedralicio -en 2023 reconvertido en sala dedicada a la orfebrería-, o han sido rescatadas del depósito. Antes de su instalación las pinturas fueron sometidas a un tratamiento de limpieza y restauración acorde con el estado de conservación que presentaban.
Descubrimiento de autorías
La investigación del conjunto de obras de la sala ha supuesto un avance en el conocimiento de autorías, análisis de iconografía y procedencias.
Los profesionales de diversas universidades e instituciones, tanto españolas como internacionales, han volcado su experiencia dando como resultado que algunas de las pinturas han abandonado su condición de anónimas para ser asignadas a importantes artistas. Entre ellas, el lienzo de San Jerónimo meditando de escuela italiana ha sido atribuido al pintor caravaggista Bartolomeo Cavarozzi (1587-1625), italiano que estuvo en España entre 1617 y 1619. La obra ha pasado así a engrosar el catálogo de pinturas del artista relacionadas con su estancia en España, que no es muy abundante.
El pintor napolitano Giovanni Ricca se convierte en el autor de la imagen de la Virgen con el Niño, que además se vincula con una serie de piezas que copian el mismo modelo. Relacionadas también con un artista napolitano estarían los dos cristales con marco de ébano y carey que representan a Cristo y la mujer adúltera y Cristo con la samaritana. Concretamente, se atribuyen a Carlos Garofalo, discípulo del gran maestro del barroco napolitano, Luca Giordano. Otro discípulo de Giordano, esta vez sin atribución específica, fue el encargado de realizar los dos óleos sobre cristal, de mayor tamaño, con las escenas de La Anunciación y El destino de la Virgen.
La investigación de los tres óleos sobre cobre de gran tamaño ha venido a confirmar el enigma del autor que se escondía tras las iniciales de la firma A.W.I.NF, que aparece en la obra de la Huida a Egipto. Finalmente, se asocian al pintor de Amberes Adriaen Willenhoudt.
Sin embargo, obras como San Jerónimo Penitente, que había sido atribuida anteriormente a Antonio de Palermo, vuelve a su autoría inicial, Monogramista AP, debido a la falta de una documentación clara y fehaciente.
Por otra parte, las autorías del resto de obras que siempre han estado claramente confirmadas han sido reforzadas gracias a este proceso de investigación, tal como ocurre con la serie de mármoles con escenas de la Pasión de Cristo, adjudicada a Juan de Solís (h. 1595-1654), una atribución que ahora queda consolidada. Esta certificación también se cumple con el Tríptico del Descendimiento, de Ambrosius Benson, o la Misa de San Gregorio, de Pedro Berruguete, obras conocidas y reconocidas pero que ahora suman un nuevo análisis científico y razonado.

