Capilla de los Cabrera
La capilla de los Cabrera se ubica en la galería sur del claustro, enfrente de la puerta de entrada. Su autor fue el maestro de obras Juan Guas, español de origen bretón que representa la síntesis entre las corrientes del gótico flamígero con las formas mudéjares, recibiendo esta fusión el nombre de ‘hispanoflamenco’. La capilla se construyó en la antigua catedral románica entre 1480 y 1490 como capilla funeraria, y se trasladó a la nueva catedral, junto con el resto del claustro, entre 1525 y 1529. En agosto de 1575, el Cabildo segoviano se la concedió al canónigo Hernando de Cabrera para su enterramiento. En su testamento, fechado el 3 de septiembre de ese mismo año, dejó dispuesto que, de sus bienes, se concluyesen el retablo y la reja de su capilla.
La capilla, realizada en piedra caliza y flanqueada por pilastras con doseles y ménsulas, se abre al claustro con doble arco carpanel y conopial, decorado en sus arquivoltas con caireles y cogollos de cardo. La portada se enmarca en un alfiz rectangular con arco apuntado inscrito, coronado por un escudo y festoneado de decoración vegetal y arquillos entrelazados. El conjunto está decorado y policromado.
En el interior, destaca una imagen en madera policromada de Cristo Crucificado con formas góticas pero con el cráneo retallado para portar peluca y la tumba del canónigo Hernando de Cabrera, en cuyos muros aparece una inscripción: “Aquí está sepultado Hernando de Cabrera y Samaniego canónigo que fue de esta Santa Yglesia y jubilado, falleció a 13 de abril de 1576.”
La capilla está cubierta con bóveda de crucería, decorada tanto sus nervaduras como sus seis claves.
La reja que cierra la capilla fue realizada por el escultor Pablo Villoldo, coronada por el rejero vallisoletano García Ruiz, colocada por el cerrajero segoviano Manuel Aguado y dorada por el pintor Santos Pedrill, que también doró el altar. Años después, en 1764, la reja fue pintada en negro. Está asentada sobre un zócalo de granito con decoración de estrígilos y consta de un solo cuerpo estructurado en tres zonas verticales, con puerta de dos hojas en la del medio. Corre por encima un friso con motivos de entrelazos ejecutados con técnica de repujado. Finalmente, se remata la reja con diversos motivos: un escudo en la zona central enterrado en un tondo entre dos grifos afrontados y sobre las calles laterales otros dos pequeños escudos también dentro de tondos. En ambos extremos de la reja hay un candelabro.
El caso de la capilla de los Cabrera es muy elocuente en cuanto al antes y después de su restauración, llevada a cabo por el Cabildo Catedral junto con Restauraciones Restaurograma Hispania y Estudio Taller Blanco Sánchez. Su informe de restauración lo calificaba de “deficiente”.









