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Capilla de San Pedro

La capilla de San Pedro es la primera que encontramos al salir de la capilla del Santísimo Sacramento, adentrándonos en la girola. Su origen se remonta a 1467, cuando Pedro de Segovia, personaje al servicio de Enrique IV, la fundó en la antigua catedral románica, ocupando el paso de la iglesia al claustro. En la nueva catedral mantuvo esa misma posición hasta 1778, año en el que fue cambiada a su situación actual, anteriormente conocida como capilla del pozo debido al brocal que perteneció al antiguo convento de clarisas que allí hubo en la época medieval.

La capilla tiene forma pentagonal y está cerrada por una bóveda gótica de nervios que realizan dibujos complejos. La pintura mural, muy del gusto barroco, muestra en los círculos pintados en la parte alta dos símbolos papales rodeados de ángeles: la tiara con las dos llaves y la cruz papal de tres travesaños.

En 1585, se concertó la ejecución del retablo con Pedro de Bolduque, que ya había trabajado para la Catedral unos años antes en el retablo de Santiago. Este autor, situado en la esfera del influjo del manierismo romanista e influido por artistas como Becerra o Juan de Juni, nos ha dejado en tierras segovianas importantes obras como este retablo dedicado a San Pedro.

Originalmente, el retablo constaba de banco, cuerpo principal dividido en tres calles y ático, sin embargo, las calles laterales desaparecieron cuando se trasladó a su nueva ubicación. En el banco o predela aparece un interesante relieve con la escena del Quo Vadis (¿A dónde vas?) con la ciudad de Roma al fondo. Una tradición cuenta que San Pedro, huyendo de Roma debido a las persecuciones, se encontró en la Vía Apia con Jesús. San Pedro le preguntó “¿A dónde vas, Señor?” y la respuesta fue “Voy Roma para que me crucifiquen otra vez”. San Pedro, arrepentido, volvió a Roma donde fue apresado y condenado a morir en la cruz con la cabeza hacia abajo.

El cuerpo central del retablo está ocupado por dos esculturas de gran envergadura: Cristo atado a la columna y San Pedro. La figura de Cristo tiene una notable calidad en cuanto al estudio anatómico del cuerpo, realzado por ese suave contrapposto que da realce y movimiento a la figura. La escultura de san Pedro, ligeramente arrodillado, muestra el dolor y el arrepentimiento que sufre después de las tres negaciones al mismo Cristo.

El ático del retablo se cierra con un frontón partido con una cruz y las dos llaves, símbolo de san Pedro, junto a un cuadro (óleo sobre tabla) de Cristóbal de Velasco que representa El Martirio de San Pedro.

A los lados del retablo, podemos apreciar otras dos obras pictóricas. A la derecha, se encuentra San Carlos Borromeo ante Cristo muerto, copia del original de Giovanni Battista Crespi que está en el Museo del Prado y que perteneció a la Catedral de Segovia hasta 1794. De él se hicieron varias copias que pululan por diferentes lugares de nuestro país (en la actual sacristía de la Catedral hay otro idéntico).

El otro cuadro, más relacionado con la temática de la capilla, es el de Las lágrimas de San Pedro, que se atribuye al círculo de Sánchez Coello. De clara influencia romanista, presenta al apóstol arrodillado y estrujando sus manos en señal de dolor y arrepentimiento, lloroso y transido de dolor tras la negación de Cristo después de que el gallo, situado a la izquierda, cantara tres veces.

En el suelo, se encuentra la sepultura de Don Luis Gutiérrez Martín, Obispo de Segovia entre 1995 y 2007.

Cierra la capilla una sencilla reja de madera encargada por el cabildo en 1788 y asentada sobre zócalo de piedra caliza y coronada por la tiara, la cruz papal y las llaves cruzadas.

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