Ofrendas para construir la Catedral de Segovia
La construcción de la Catedral de Segovia abarca el periodo comprendido entre los años 1525 y 1700, aunque hay que esperar a 1768 para su consagración. La edificación se debió al grave deterioro que sufrió la antigua catedral, situada frente al actual Alcázar, durante la Guerra de las Comunidades (1520).
Tras finalizar esta guerra, autoridades políticas y religiosas consideraron que la nueva Catedral debía situarse a mayor distancia del Alcázar segoviano y, a la vez, aprovechar la construcción del nuevo templo para dotar a la ciudad y sus alrededores de prestigio político y favorecer la actividad cultural, económica y religiosa.
Toda la sociedad, tanto civil como religiosa, participó de manera colectiva en su financiación y en la aportación de mano de obra por los diferentes gremios.
De los distintos tipos de rentas que se utilizaron, cuestaciones, rentas ordinarias, rentas extraordinarias y ofrendas, esta última representa un porcentaje muy importante. El compromiso del pueblo segoviano y de las instituciones se materializó en numerosas ofrendas para la Fábrica, organismo encargado de la administración de los bienes y rentas de la Catedral y dirigido por un fabriquero, mayordomo u obrero, siempre canónigo. La regularización de estas ofrendas en libros y el balance de los ingresos y gastos de la Fábrica han permitido a los investigadores el estudio de la Catedral desde un punto de vista económico, conocer las tensiones entre el Cabildo y el Ayuntamiento o saber cómo afectó la decadencia en la que estaba inmersa Castilla en la evolución constructiva del templo.
En la investigación, llevada a cabo por el Archivo de la Catedral de Segovia y elaborada a partir de los libros de la Fábrica, se destacan seis orígenes de las ofrendas: dotación de los monarcas, ofrendas de las instituciones religiosas, ofrendas de la Ciudad, las ofrendas de oficios o gremios, de las Naciones y Parroquias
En primer lugar, los monarcas que reinaron durante los 175 que duró la construcción de la catedral tuvieron un modesto papel respecto a su importancia, con un porcentaje de ofrendas que tan solo representan el 1,8% del total.
El emperador Carlos I fue el impulsor y principal interesado en trasladar la construcción de una nueva catedral alejada del Alcázar. La antigua catedral quedó deteriorada tras el levantamiento de los comuneros y su rehabilitación, que habría costado 7 millones de maravedís, quedó descartada. En contraste, el coste final de la actual Catedral alcanzó la cifra de más de 200 millones de maravedís. A lo largo de su reinado 1516-1556, Carlos I aportó a la Fábrica 1.410.000 mrs, cifra alejada de los 21.450.000 mrs que había prometido.
La crisis de la Hacienda real durante finales del siglo XVI y todo el siglo XVII también influyó en la escasa aportación. Felipe II, hijo de Carlos I e Isabel de Portugal, reinó durante cuarenta y dos años. Su aportación a la financiación a la Fábrica fue de 959.315 mrs, otorgados en 1568. De Felipe III (1578-1621) no aparece ninguna ofrenda en los libros y habría que esperar hasta Felipe IV. Su reinado pasaría del esplendor al declive del Imperio Español, y el compromiso del monarca se tradujo en 8000 ducados donados en dos cédulas en 1624 y 1635.
Carlos II, rey durante el término de las obras, no hizo ninguna aportación a la Fábrica Catedral.
Por otra parte, los reyes cedieron a la Ciudad de Segovia la potestad de las llamadas “facultades de sisa”, impuestos que gravaban géneros, sobre todo, de aceite y jabón. Esto sirvió para justificar la participación de la monarquía, aunque en la práctica el peso recayera en la población segoviana.
La Ciudad y Tierra de Segovia era la encargada de administrar estos impuestos. Este ente jurídico autónomo nació a raíz de la repoblación efectuada por Alfonso VI, y su demarcación, que incluía circunscripciones territoriales sometidas a la jurisdicción de la ciudad de Segovia, se extendía más allá del Sistema Central.
La Ciudad donó durante los diez primeros años tras la destrucción de la antigua Catedral 3 millones de maravedís al reconocerse responsable de los daños en el templo. Tras dicho periodo, las autoridades segovianas mantuvieron su compromiso de ayudar “siempre a la dicha iglesia pues tenía a ello obligación”.
…pasados los dichos diez años Ciudad y Tierra ayudarían siempre a la dicha iglesia pues tenía a ello obligación (Archivo de la Catedral de Segovia, caja G-60).
En total, las ofrendas de la Ciudad a la Fábrica de la Catedral fueron de 60 millones de maravedís (45,2%), cifra que se entiende, como se apunta anteriormente, gracias a la recaudación excepcional de las “facultades de sisa” en todo su amplio territorio. Cuando las “facultades de sisa” no se concedían a la Ciudad esta dejaba de ingresar las ofrendas a la Fábrica.
Cabe destacar que durante el tiempo que duró la construcción varios fueron los desencuentros entre Cabildo y la Ciudad. Las polémicas se sucedían, lo que llevó al consistorio a pedir varias veces a gremios y otros grupos que evitaran dar ofrendas al Cabildo Catedral. Estos hechos se alternaban con periodos de entendimiento, fruto de acuerdos como la supervisión por parte de la Ciudad del destino de las ofrendas a la Fábrica o la unión de ambas instituciones para reclamar a los monarcas la renovación de las “facultades de sisa”, ya que beneficiaban tanto al Cabildo como a la Ciudad de Segovia.
Respecto a los obispos, máxima autoridad de la Iglesia en las diócesis, 30 fueron los prelados que ocuparon la silla episcopal de Segovia durante las obras. El Cabildo Catedral siempre esperó unas ofrendas más abundantes por su parte, que finalmente representaron el 7% del total. Anualmente, se establecían dos ofrendas a entregarpor los obispos a la Fábrica: una, el 29 de junio, día de San Pedro y, la segunda, personalizada y voluntaria en cualquier fecha.
El obispo que fomentó la construcción de la Catedral y que bendijo la primera piedra el 8 de junio de 1525 fue D. Diego de Ribera. Dirigió la Diócesis hasta 1543 y su compromiso con la Fábrica se tradujo en 1.050.000 maravedís. Otro destacado obispo es D. Gaspar de Zúñiga y Avellaneda. Fue el encargado de trasladar los oficios de la antigua Iglesia de Santa Clara a la nueva catedral el 15 de agosto de 1558 y para ello donó 253.206,5 mrs.
La ausencia de libros de Fábrica entre 1576 y 1603 hace que no se conozcan las cuantías exactas de obispos como D. Diego de Covarrubias y Leiva, que en la Diócesis hasta 1577, se sabe que hasta un año antes había aportado 410.500 mrs. En este periodo se desconoce la aportación de seis obispos.
En 1603 toma posesión D. Pedro de Castro y Nero, conocido por su caridad y humildad, y el primero del que se supo su ofrenda tras retomarse los libros de Fábrica. Su aportación ascendió a 320.000 mrs, 40.000 anualmente.
Durante el siglo XVII se encara la recta final en la construcción de la Catedral. Pero un sobrecoste surgió en 1614 cuando un incendio calcinó el chapitel de la torre de la Catedral, la más alta del país con 108 metros. D. Antonio Idiáquez Manrique, obispo hasta 1614, contribuyó a su reparación con 6000 ducados, y su altura se redujo hasta los 88 metros actuales.
También se produjeron actuaciones polémicas como la compra de los derechos de explotación de un “ingenio” por D. Melchor de Moscoso y Sandoval (1624-1632), que finalmente resultó fallido, lo que acarreó numerosas deudas con la Hacienda real y una merma a la Fábrica, que tuvo que hacer frente al pago de préstamos.
…antes de goçar cosa alguna pereció del todo el artificio por aver allado los mercaderes otro modo de sacar el aceyte y labar la ropa a menos costa y más probecho de los paños… (Archivo de la Catedral de Segovia, caja F34)
Entre los obispos que más aportaron a la Fábrica sobresale D. Matías de Moratines y Santos (1672-1682). La cercanía del final de la edificación hizo que el prelado participara en las ofrendas con más de dos millones de maravedís, que concluyeron con D. Bartolomé de Ocampo y Mata y su definitiva aportación de 323.600 mrs en 1699.
El Cabildo Catedral y la clerecía, teniendo en cuenta las grandes diferencias económicas que existían entre ellos, aportaron veintitrés millones de maravedís y el 17% del total de ofrendas. En este sentido, la puntualidad y constancia en los donativos fue meritoria, entre otros motivos, porque debían de ser ejemplo para la sociedad, que tanto esfuerzo estaba destinando en la construcción de la Catedral.
Fuera del ámbito de la Iglesia y de la Ciudad aparece la Junta de Nobles Linajes, más conocida como “Los Linajes.” Se trataba de un total de 100 vecinos de Segovia pero que poseían buena parte de las tierras y riquezas de las tierras segovianas. A pesar de ello, su aportación, calificada de “miserable” por el estudio del que se ha extraído la información, no pasó del 3,1% de todas las ofrendas.
En cambio, las ofrendas de los gremios reflejan el gran impuso e interés del pueblo segoviano en la construcción de la Catedral, símbolo de su fe en Dios. Los gremios fueron el principal cauce de ofrendas voluntarias de los habitantes de Segovia y también suponen la mejor manera de analizar los periodos de decadencia y crisis económica.
Las ofrendas de gremios comenzaron en 1526 a través de los oficios de menestrales y, poco a poco, fueron dando paso a las formalizadas por medio de asociaciones laborales, donde cada una tenía establecido un día festivo para realizar la ofrenda, en procesión hasta la Catedral, portando las monedas y la vela que se ofrendaba.
Estas asociaciones iban desde los apartadores de lana, peinadores y cardadores que ofrecían el primer domingo de octubre en procesión desde la Iglesia de la Trinidad, hasta médicos, cirujanos, barberos, boticarios, pintores y plateros que no tenían un día señalado.
Domingo XVIII de agosto salieron los mercaderes feriantes y sacaron más de trescientas angarillas y traxeron cierta invención de dançantes unos vestydos de ombres e otros vestydos como mugeres e otros como donzelas, e otros como biudas e dos como reyes de armas que declaraban la ynvención que hera cómo las mugeres e fijas de los mercaderes e las biudas aprovando la limosna de sus maridos desyan qué quantía venya con ellos y las biudas trayan tres velas de cera blancas grandes… (Archivo de la Catedral de Segovia. Libro de Fábrica 1530-1533).
Lo gremios, junto a las Naciones y Parroquias aportaron el 26,4% de todas las ofrendas, treinta y tres millones de maravedís.
Dentro de la ciudad de Segovia coexistían, pero distinguidos en función de su origen del resto de la población, las mencionadas Naciones, emigrantes de Cantabria, también llamados “montañeses”, y de Vizcaya, «vizcaínos», que llegaron a la provincia de Segovia durante su esplendor económico en el siglo XV. Estas dos “Naciones” organizaban las ofrendas en dos días diferentes: «vizcaínos» el domingo antes de San Andrés, y los «montañeses» dos domingos después.
De forma similar ocurría con las Parroquias, que también mantenían una ofrenda individual, a la que se sumaban, a veces, algunos pueblos cercanos. Entre las parroquias más destacadas está la de San Lorenzo, que realizaba su ofrenda el segundo día de la Pascua del Espíritu Santo y a la que se unían pueblos como La Lastrilla, Espirdo o Palazuelos.